¿Quiénes somos? ¿Qué comemos?
"Somos lo que comemos", - dijo Hipócrates hace más de 2 mil años. Pero esta afirmación sigue siendo relevante hoy en día.
Los estándares de conducta alimentaria de las personas en diferentes países se han formado a lo largo de muchos siglos. Sin embargo, han cambiado fundamentalmente en tan sólo unas pocas décadas. Y esto ha afectado negativamente a la salud de la gente moderna.
Expertos de la Escuela de Salud Pública de Harvard han desarrollado una pirámide alimenticia, una representación esquemática de los principios de una alimentación saludable. En la base de la pirámide se encuentran los productos que se deben consumir con la mayor frecuencia posible, los de la parte superior, lo menos posible o evitar por completo.
En la base de la pirámide se encuentran las verduras, las frutas, los cereales integrales y los aceites vegetales. En el segundo escalón de la pirámide se encuentran las proteínas de origen vegetal y animal (legumbres, frutos secos, pescados y mariscos, aves, huevos). El tercer paso es la leche y los productos lácteos. En la cima de la pirámide se encuentran las carnes rojas (cerdo, ternera), la mantequilla y las fuentes de "carbohidratos rápidos". Fuera de la pirámide se encuentran el alcohol, la comida rápida, las bebidas carbonatadas, las patatas fritas, la mayonesa, las barras de chocolate y otra "comida chatarra".
Muchas personas han puesto patas arriba esta pirámide. Y la base de su dieta no son los productos más útiles, sino muy a menudo la "comida chatarra", que los científicos han eliminado de la pirámide de alimentación saludable.
Incluso si los productos son de una calidad más o menos normal, esto no significa que cubran completamente las necesidades del cuerpo en proteínas, grasas, carbohidratos, macro y microelementos, vitaminas necesarias para su funcionamiento normal.
Los productos modernos del supermercado cubren los costes energéticos con una gran reserva (y muy a menudo los superan con creces), pero no satisfacen las necesidades fisiológicas del organismo. Esto lleva al hecho de que la necesidad de macro, microelementos y vitaminas debe reponerse con la ayuda de complejos de vitaminas y minerales, suplementos dietéticos, productos fortificados. Actualmente, existe una gran selección de tales productos, pero debe recordarse que solo pueden reponer la deficiencia de macro y microelementos, pero no eliminar las condiciones patológicas que ya han surgido, es decir, en este caso, se necesitarán medicamentos.
Para eliminar los problemas digestivos provocados por una nutrición irregular y desequilibrada, se utilizan con mayor frecuencia comer en exceso, comer comida rápida, preparados enzimáticos, hepatoprotectores, antiácidos, sorbentes, etc. Pero aun así hay que recordar que ningún medicamento ni suplemento dietético ayudará si no se normaliza la nutrición.
Y es muy importante recordar las palabras de Sócrates: “No vivimos para comer, sino que comemos para vivir”.